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Rosas Mágicas

  • Foto del escritor: ANCACHU WILLAY
    ANCACHU WILLAY
  • 28 may 2021
  • 4 Min. de lectura

Autor: Daniela Lara



Soy Estela y junto con mi hermano Arlen vivimos con mis tíos Vernon y Petunia, nunca

conocimos a nuestros padres, mis tíos nos contaron que murieron en un accidente, siempre

que pregunto ¿qué pasó?, mi tía se altera, nuestro tío nos regaña y nos encierra en nuestra

habitación, no somos muy queridos aquí, todos los días pensamos que en cualquier otro lado estaríamos mejor. Mi tía Petunia si es que se le puede llamar tía solo tiene malos sentimientos para nosotros, dice que nos quiere “tanto” como a la bruja de nuestra madre, daría todo porque mis padres estuvieran aquí y conocer qué es el amor de padres.


Después de un día normal con regaños y malos tratos, a la media noche hubo un relámpago

seguido de un potente trueno que indicaba la llegada de una tormenta, algo diferente estaba por suceder, parecía que la casa en la que vivíamos se inundaba, íbamos a morir; de pronto un hombre con un aspecto extraño entró a la casa, mi tío preguntó: ¿quién es usted? ¿Qué hace aquí? en ese instante, mi hermano y yo lo mirábamos por un pequeño orificio que había en nuestra puerta, como nuestro salvador.


El extraño preguntó por nosotros, y con amenazas cogió a nuestro tío para que le diga en

dónde estábamos; nuestro tío señaló con temor nuestra habitación y lo vimos con miedo, pero a la vez nos invadía una curiosidad si en verdad iba a salvarnos de la vida triste que

llevábamos, se dirigió a nosotros. -Ustedes son especiales, ¡los necesitamos!; exclamó y

nuestras caras denotaban susto, pero nos sorprendió lo que nos dijo, era la primera vez que

escuchábamos algo bueno de los dos, con mi hermano pensamos que esa era nuestra

oportunidad para salir de ahí, y sin dudarlo salimos , sin saber a dónde íbamos, pero seguros

que en esa casa no queríamos seguir.


Salimos, y en frente nuestro estaba un caballo, el más hermoso que habíamos visto, el extraño viendo que no sabíamos qué hacer al fin dijo: Me llamo Alpo, soy el guardián del bosque de un colegio de magos los llevaré ahí, no tengan miedo; en medio de la tempestad , una niebla muy oscura evitaba ver el camino por dónde íbamos, pero Alpo conocía el lugar muy bien, y con su guía llegamos a un castillo...Cómo están Estela y Arlen, escuchamos, enseguida se nos aproxima un anciano con barba muy larga, síganme , sé que tienen demasiadas preguntas pero; ustedes son la respuesta, ustedes son las únicos que pueden ayudarnos, conocí a sus padres, eran magníficos y les interesaba el bien de las personas, al escuchar esto, nos alegramos, estábamos en un lugar seguro.


Mientras caminábamos por un pasillo nos dijo: necesitamos encontrar un medallón que ha

sido robado de este colegio, sin él los bosques que nos rodean desaparecerán y no estaremos a salvo de la maldad, el medallón fue roto en tres partes hay que encontrarlo solo ustedes pueden hacerlo, así que el anciano nos dio varias enseñanzas que nos servirían para la búsqueda. Nos encontrábamos en el patio del colegio e inesperadamente algo sucedió,

parecía el fin del mundo , el cielo se puso negro y una voz decía: “entréguenme a los hermanos y me iré, todos los estudiantes comenzaron a correr yo también lo hice asustada

,no encontraba a mi hermano estaba desesperada hasta que lo vi con Gellert corrí junto a

ellos no di vuelta atrás , los tres aparecimos en el bosque luego de unas palabras extrañas que pronunció Gellert .


El mago malo empezó a usar sus poderes para asustarnos, jugaba con nuestra mente pero algo dentro de nosotros hacía que tengamos el valor suficiente para seguir, buscábamos en medio del bosque las partes del medallón, había muchas piedras que brillaban , pero no tenían el brillo que lo hacía especial y que con las enseñanzas de Gellert podíamos saberlo, nos adentramos en el bosque, llegamos a un lugar que tenía un olor muy agradable, no lo

podíamos creer eran rosas, las más fragantes y hermosas que podían existir, entre ellas

divisamos algo mi hermano corrió y tomó una rosa, la única de un color especial, al tocarla se transformó en una parte del medallón, sentíamos mucha felicidad, nos faltaba dos partes,

teníamos que encontrarlas lo más rápido…


Caminamos mucho tiempo, estaba oscureciendo, divisamos una cueva, el único refugio que

podíamos encontrar , sin dudarlo entramos al día siguiente, Arlen escucho una voz que le dijo: sé lo que buscan, y sé en dónde está, salimos de la cueva ; no iba a ser tan fácil, nuevamente el mago nos encontró y cuando iba a usar sus poderes en contra nuestra vinieron a ayudarnos unas aves, especiales, lograron que el mago nos deje , corrimos mientras la voz nos dirigió hacia unos árboles y había un árbol muy especial, tenía solo una rama, sin dudarlo corrí y tomé la rama, rápidamente se convirtió en una parte del medallón.


Salimos presurosos del lugar, el bosque estaba muriendo, ya no había el verdor que los caracterizaba se agotaba el tiempo, sin saber en dónde estaría la parte que faltaba, fatigados nos abrazamos con Arlen y en ese momento del cielo se escuchó una voz muy dulce que nos decía: son tan valiosos como el medallón que da vida a los bosques, son unos niños fuertes y valientes, asombrados, no sabíamos que hacer, pero algo en nuestro interior nos decía que esa voz era de alguien especial, sí, era la voz de nuestra madre, a quien tanto extrañamos…en ese instante apareció la parte que faltaba y otra voz nos dijo: Estela y Arlen, su generosidad por ayudar a otros los trajo hasta aquí, vencieron miedos, no se cansen de hacer el bien, era nuestro padre, en ese momento los bosques volvieron a tomar su color y junto a mi hermano salimos de allí llenos de alegría Gellert nos esperaba y nos ayudó para iniciar una nueva vida.


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