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EL HOMBRE QUE LO TUVO TODO

  • Foto del escritor: ANCACHU WILLAY
    ANCACHU WILLAY
  • 28 may 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 31 may 2021

Autor: Felipe Hurtado



Hace tres mil años en un planeta parecido a la Tierra llamada: ‘Cergon’ habitaron los diez grandes dioses de los cuales los tres más poderosos eran:

Sirmepe dios de la sabiduría

Omi diosa de la guerra

Sarveste dios de los elementos.

Estos tres dioses al ser los más fuertes tenían sus propios países en los cuales también habitaban los demás dioses que al habitar sus territorios se volvían sus aliados, a veces los dioses se peleaban entre sí, y si la pelea se expandía mucho se tenían que hacer presentes uno de los tres más fuertes. Estas guerras nunca llegaron al punto de que los grandes dioses entren en guerra porque sabían que si llegaba a suceder algo parecido el mundo iba a sufrir graves daños.

Los países de los grandes dioses moldeados según sus gustos y personalidades eran:

Saneo el reino del dios Sirmepe donde la sabiduría paz y el orden reinaban.

Targón el reino de la diosa Omi en el cual reinaban los desastres y el odio.

Tetramor era el reino del dios Serveste, reino que tiene los mejores paisajes y diferentes hábitats.

Con el pasar de los siglos la tensión entre dioses disminuía y las guerras eran mucho más raras que antes, y si sucedían eran únicamente entre dos o tres dioses. Al disminuir la tensión y agresividad en Cergon, Sirmepe se dio cuenta podía poner en marcha su ansiado proyecto con el que tanto soñaba, el cual era crear una pequeña civilización de semidioses que pueda viajar al espacio, ya que con todos los siglos que habían pasado, Sirmepe ya sabía todo sobre su planeta y su deseo de descubrir, le impulsaba a conocer otros planetas a su alrededor.

Sirmepe había pasado encerrado en su templo durante tres años, lo que despertó sospechas en Omi, ella pensaba que él estaba desarrollando algún tipo de estrategia o plan para conquistar sus fronteras y expandirse, por lo tanto, mando espías a las tierras de Sirmepe.

En realidad, Sirmepe estaba en su templo a punto de culminar su proyecto con el primer prototipo de un semidios, él ya había desarrollado un cuerpo físico para crear al semidios, pero no encontraba la forma de que ese prototipo tuviera vida, sea inteligente y curioso para así poderlo llamar su creación definitiva.

Mientras tanto los espías de Omi habían sido descubiertos y por lo tanto echados de las tierras de Sirmepe, sin embargo, los dioses que habitaban en sus tierras, los mismos que encontraron a los espías decidieron no decírselo a Sirmepe, ya que no querían distraerlo porque creían que no era importante.

Al pasar de los días los espías llegaron a Targón, y rápidamente el ayudante de Omi corrió a decirle sobre el fracaso de sus espías y le dijo:” Oh gran diosa de la guerra, sus espías han sido descubiertos por los dioses de la tierra Saneo, por lo tanto, pensaran que estamos intentando buscar sus debilidades para atacarlos, creo que deberíamos dejarles en claro que no y solo estar a la defensiva”. Al escuchar esto la diosa Omi se rio irónicamente y dijo: “Yo la diosa de la guerra estar a la defensiva. Aquel que ose atacarnos verá a su tierra arder y sus compañeros morir ante sus ojos porque Targón acabara con todos sus oponentes”.

En Saneo en cambio al fin Sirmepe había acabado su gran proyecto y había liberado a sus creaciones, los “semidioses” y les había enseñado sobre construir casas, comer y hablar, pero para que fueran independientes, creo una barrera alrededor de un ambiente controlado donde vivían, pero antes también había creado un líder de los mismos el cual era ligeramente más fuerte e inteligente.

Luego, sin el conocimiento de nadie Omi y sus tropas se habían movilizado hasta Tetramor donde se encontraron con Sarveste, el dios del tamaño de una montaña y que es el más tonto de todos los dioses que se encontraba con sus aliados y debido a que viven alejados de las demás tierras y dioses apenas podían hablar.

En este punto Sarveste dijo: “Tú, Ser amigo o tú ser enemigo”, a lo que Omi le respondió: “Sarveste, tan tonto como siempre si fuera tú oponente estuvieras muerto en este instante así que vengo para que seas mi esclavo y así poder acabar y humillar más fácilmente a Sirmepe, así que no lo voy a decir dos veces arrodíllate ante mi o muere”.

Al acabar se hablar Omi, Sarveste alzo su gigante pie y pateo miles de hombres del ejercito de Omi al aire, a lo que Omi grito: “Estúpido, ahora morirás junto a los que te rodean”, y se desató la feroz batalla.

Sirmepe sintió un cambio severo en el orden e inmediatamente fue a Tetramor con todas sus tropas y aliados, y cuando llegaron todos quedaron en shock las tropas de Omi habían arrasado con todos en Tetramor y Sarveste yacía muerto bajo las tropas de Omi.

Inmediatamente Sirmepe se enfureció y les dijo a sus tropas que se retiraran y que él contendría a Omi y a los demás, a lo que las tropas y los dioses del ejercito de Sirmepe salieron corriendo sin mirar atrás.

“Míralos como huyen sin tomarte en cuenta y sabiendo que morirán de todas formas” dijo Omi, y mientras el ejército de Sirmepe desaparecía, Sirmepe se estaba convirtiendo en una niebla oscura y grito: “es cierto, no sienten pena, no se arrepienten de haber dejado a su líder atrás”.

Inmediatamente se veía como personas ensangrentadas volvían del lugar hacia donde el ejército había huido; sin embargo, había algo raro en ellas, ya que no mostraban emociones en su cara, eran los semidioses, a los cuales Sirmepe les ordenó que mataran a Omi y su ejército. La batalla terminó con la masacre de Omi y su ejército entero en segundos, y al acabar con esto procedieron a matar a Sirmepe, ya que eran muy inteligentes y curiosos, pero carecían de emociones.



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